domingo, noviembre 20, 2011

De la frustración al milagro


Lucas 5: 1-11

El diccionario de la Real Academia Española define: 
Frustración como :  “Acción o efecto de Frustrar” y define Frustrar como “Privar a alguien de lo que esperaba. Dejar sin efecto, malograr un intento. Dejar sin efecto un propósito contra la intención de quien procura realizarlo. por ejemplo: Frustrar un delito. 

Y respecto a la palabra Milagro : 
“Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino. Suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa.”

Estas dos palabras sin aparente relación han estado presentes en la historia Bíblica tanto en el Antiguo Testamento como en Nuevo. 

Tenemos muchos ejemplos de frustraciones y personas frustradas. 


Dios mismo frustra algunas acciones: 
  • Job 5:12: que frustra los pensamientos de los astutos, para que sus manos no hagan nada;
  • Salmos 33:10: Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos.

La frustración también ha sido una estrategia política desde tiempos antiguos.

  • Esdras 4:3: Pero Zorobabel, y Jesúa y los demás cabezas de los padres de Israel les dijeron: Vosotros nada tenéis que hacer edificando con nosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros unidos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.
  • Entonces el pueblo de la tierra debilitaba las manos del pueblo de Judá, atemorizándolo para que no edificara.
  • Y contrataron consejeros contra ellos para frustrar su propósito, todo el tiempo de Ciro rey de Persia, y hasta el reinado de Darío rey de Persia.Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los moradores de Judá y de Jerusalén.

Hasta los expertos se frustran 
En la historia que leímos hoy, Pedro y sus compañeros habían ido a pescar. Estos no eran pescadores novatos, sabían lo que hacían, eran viejos y sin embargo esa noche no les había ido bien. 

Imagínese regresar después de toda una noche en vela, esperando lograr algo y regresar con las redes vacías. ¿Te has sentido así alguna vez? ¿ Has hecho tu mejor esfuerzo y al final los resultado son escasos o nulos? Pues así se habrá sentido Pedro, quizás no era la primera vez tampoco que eso sucediera. Después de todo se nos ha enseñado que “no siempre se gana”, ¿cuantas veces no tratamos de razonar nuestros fracasos con frases como “ habrá tiempos mejores” “ la tercera es la vencida” “no te rindas, levántate y vuelve a intentarlo” “Roma no se construyó en un día” “ se perdió más en la guerra” “seguramente Dios tiene algo mejor para ti” en fin, tantas y tantas frases que nos tratan de explicar que el fracaso es temporal.

Pero para el corazón del fracasado o frustrado muchas veces no funcionan. Trata de decirle esto al peleador que le “robaron” la pelea los jueces de las Vegas o al jugador expulsado por hablar con la verdad, o al empleado que fue despedido para contratar en su lugar a un joven que es hijo del amigo del dueño de la empresa, o al enfermo terminal que ha intentado todos los tratamientos. Seguramente estas palabras no funcionan, 

Se necesita más que palabras se necesita un milagro
Pedro necesitaba más que una palmada en el hombro y palabras de ánimo. Necesitaba un milagro.

Así se presentó Jesús y le dice, Vamos de vuelta al mar, vamos a pescar. ¿Te imaginas la cara de asombro de Pedro? ¿El experto pescador desafiado por un hombre que no tenía fachas de pescador? ¿tenía razones para no hacer caso? Por supuesto que si, es natural que reaccionemos de esa forma ¿Quien eres tu para decirme lo que debo hacer? ¿Acaso no se más de este oficio que tu? 

Pedro quiso replicar pero se contuvo. Sus palabras fueron breves, “Maestro, hemos trabajado toda la noche, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.” 

Ahora piensa en la situación en la que tu te sientes más frustrado y derrotado. Jesús viene y te dice. “Vamos a intentarlo de nuevo” tu tendencia es decir “ No, ya lo intenté toda mi vida y no funciona” .... pero detente y reflexiona, es Jesús es el que te dice “inténtalo otra vez”  Las palabras de frustración de Pedro no son tan importantes como sus palabras de confianza. ... “ más en tu palabras echaré la red” ... Lo haré porque tu lo dices, no porque así lo crea, sino porque tu lo dices.

En ocasiones nuestra falta de fe, nuestro desánimo necesita una evidencia del poder de Dios, no solo palabras de aliento. Las palabras no nos devolverán lo perdido, ni nos cerrarán las heridas, en esos momentos se necesita un milagro y lo único que Pedro tuvo que hacer fue, obedecer.

El milagro rebasó lo esperado, las redes se rompían, tuvieron que pedir ayuda para sacar tantos peces, y Pedro entonces reconoció que quién había hablado con él era el Señor de Señores. 

La obediencia precede al milagro
Hermanos, Se que hemos estado frustrados, muchas veces, que no hemos tenido los resultados esperados, no les voy a tratar de levantar el ánimo con palabras bonitas ni frases de autoayuda. Lo que tu y yo necesitamos es un milagro.

Los milagros suceden, si,  Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos, sus palabras son firmes, sus promesas se cumplen. El puede hacer milagros y los está haciendo. Lo que tu y yo tenemos que hacer es obedecer

Necesitamos echar la red como Pedro, salir al campo como los sembradores de semillas, seguir insistiendo en la verdad del evangelio, continuar esforzándonos por hacer la voluntad de Dios, seguir amando al prójimo, seguir buscando la comunión con la iglesia, continuar aprendiendo de la palabra de Dios,  echar la red una y otra vez, no porque lo digo yo, sino porque lo dice Jesús.


El propósito del milagro
Pero la historia no termina ahí, Pedro entendió el mensaje, el milagro había cumplido el propósito. Todos estaban más que asombrados estaban aterrados ante lo que habían visto. ¿Qué fue lo que hicieron?  Entonces el Señor Jesús se dirige a Pedro con estas palabras : "No temas; desde ahora pescarás hombres."
El milagro no era solamente para acabar con la frustración de un pescador sino para transformar al pescador. No era para levantar el ánimo sino para levantar seguidores. No era para cumplir un deseo personal sino para cumplir la voluntad de Dios.  Dice el relato ... “Y cuando trajeron las barcas a tierra, dejándolo todo, le siguieron.”

CONCLUSIÓN
Reconozcamos tres verdades de esta historia.
  1. Dios conoce nuestras frustraciones, y está dispuesto a levantarnos el ánimo con su Palabra pero también por medio de milagros.
  2. La obediencia precede al milagro. Cuando Dios habla tenemos que estar dispuestos a obedecer.
  3. El propósito del milagro es para levantar siervos dispuestos a seguirle y hacer su voluntad, no solamente para satisfacer deseos personales.

Si estamos frustrados o decepcionados a causa de la falta de resultados, pensemos si no es más bien a causa de nuestra falta de obediencia a la voz de Jesús.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es muy importante esto que comentas y el orden de las cosas:
Obediencia- milagro- seguirle

creo que muchas veces lo hemos mal entendido y pensamos que primero necesitamos un milagro para obedecerle...
La obediencia precede al milagro..no quiere decir que nuestra obediencia limita a Dios para actuar...sino que Él primero nos invita a obedecerle y hacerlo en Fe.
Muy buen Estudio!!!