viernes, septiembre 07, 2007

Regresa a casa hijo, papá te espera

Y levantándose, fue a su padre. Y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó. Lucas 15:20

"Jerry era un joven huérfano que vendía objetos de casa en casa para ganarse unas monedas."
"Cuando llegó a mi oficina -me relata Victor- noté que tenía muchas habilidades, al final me convenció de comprarle algunas cosas, entonces le dije que yo tenía algo para el, el mensaje de Jesús"
Victor continua su relato - Jerry aceptó a Jesús y yo vi en este joven el hijo que nunca tuve, solamente tenía hijas así que lo adopté -no oficialmente, pero comencé a tratarlo como a un hijo.
Jerry era un chico fantástico, pronto le dejé a cargo de la tienda que mi esposa y yo teníamos, y notamos que se llevaba muy bien con los clientes. Estábamos muy contentos con Jerry.
Un día Jerry decidió dejarlo todo. Se llevó el dinero que teníamos guardado, unos teléfonos y desapareció. Mi corazón se partió.
Por meses no supimos de él, finalmente logramos contactarlo por el teléfono, se encontraba en la parte más remota del país, pero no quería regresar. Sabía que había hecho mal y se sentía avergonzado. No deseaba enfrentarme. Le dije que no importaba lo que había hecho, que volviera a casa, que lo amaba como un hijo.
Un tiempo después Jerry me dijo que volvería a casa y deseaba ser bautizado porque estaba arrepentido. - Los ojos de Victor de humedecen cuando relata esta historia- Yo se que Jerry ha hecho cosas malas, pero lo amo como a un hijo, es mi hijo y lo aceptaré si regresa"
Victor ha sentido lo que un padre sufre cuando el hijo que ama le da la espalda. Esta es una imagen de lo que nuestro Padre celestial también sufre cuando ve a sus hijos alejarse de él.
En la historia que narra Jesús en Lucas 15, el padre ve ir a uno de sus hijos ir por el camino que ha elegido, sabe que está mal, pero le deja ir y espera con ansia el momento en que regrese. El amor del padre no cambia, le ama tanto que está dispuesto a perdonar, aceptar y restaurar.
La gracia de Dios tiene el poder de enmendar nuestros errores, de devolvernos nuestro lugar en la familia y llamarnos de nuevo sus hijos.
Dios está esperando –como Victor y el padre del relato en Lucas 15- el momento en que aceptemos que nos hemos equivocado, y que es hora de regresar a casa. Estoy seguro que Victor tiene lo brazos y el corazón abiertos para su hijo, y así también Dios te está esperando.
Regresa a casa hijo, papá te espera.

2 comentarios:

Boris González dijo...

Buena historia, hermano. Es tan tierno el amor de Dios que creo que nunca lo entendermos a cabalidad. Buen blog, te felicito.

Atte.,
http://elmirador44.blogspot.com/

Unknown dijo...

Cuando pienso en lo que significa la gracia y la misericordia de Dios, no puedo dejar de agradecerle lo que ha hecho por mí.
Bendiciones para todos
http://www.ayudameacrecer.blogspot.com