sábado, octubre 28, 2006

!Deja ya esa carga!

Mateo 11:28

¿Sabías que las preocupaciones pueden matarte? El principal asesino de nuestro tiempo no es la guerra, ni el hambre, ni el sida, es el “stress”

Muchas de las personas que yacen en los hospitales podrían aliviarse más rápidamente si tan solo dejaran de preocuparse. ¿Exagerado? Por supuesto que No. En un libro titulado “Stop worrying and get well” (Deja de preocuparte y alíviate) el autor hace una correlación entre la preocupación y los males cardiacos, la preocupación y la presión arterial, la preocupación y el reumatismo, la artritis, las migrañas, las úlceras, la ceguera y muchas otras dolencias.

De hecho la preocupación no te mata, sino las consecuencias de la preocupación. Hasta el día de hoy existen más personas que se suicidan por preocupaciones que por cualquier otra causa, mira reporte en los periódicos de los últimos suicidios, ¿la causa?: presiones o depresiones, que a su vez causan preocupaciones que los llevan a la muerte.

¿Alguna vez te has ido a la cama sin poder dormir? Podrías culpar a ese café que tomaste unas horas antes o a que hacía mucho calor o mucho frío, la realidad podría ser otra, seguramente había un asunto no resuelto que te estaba quitando el sueño al preocuparte por ello.

Con esta plática no pretendo dar fórmulas mágicas al problema de las preocupaciones sino verlo desde la perspectiva de Dios y la manera en que El quiere que sus hijos vivan una vida libre de preocupaciones.


Entendiendo qué es la preocupación.

La Biblia habla de las preocupaciones en términos de “el doble ánimo” la palabra preocupación proviene del griego merimnao que es la combinación de dos palabras merizmo que significa “dividir” y nous que significa “mente” (incluyendo las facultades de percepción, entendimiento, juicio, sentimientos, determinación). Así que cuando nos preocupamos tenemos una mente dividida. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” Santiago 1:8

Veamos unos ejemplos: El estudiante que se preocupa más por la calificación que obtendrá en el examen que por estudiar con ahínco. La madre que se preocupa por el pago de las cuentas al final del mes en lugar de disfrutar cada día con su familia. El empresario que se preocupa por el éxito de su negocio en lugar de dedicarse a tratar bien al cliente que tiene enfrente.

Cuando nos preocupamos desgastamos nuestra mente y energía en dos frentes. Es decir perdemos el enfoque y eso nos evita concentrarnos en lo que es realmente valioso. Es como quemar la mecha por ambos lados. La preocupación disminuye nuestra capacidad de razonamiento y arruina nuestros planes. Observa lo Santiago dice … el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos… esa inconsistencia es el producto de una mente dividida, lo que conduce al fracaso final.

¿Es la preocupación un pecado?

Para algunos si es un pecado. El Dr. John Haggai en su libro “Winning over pain, fear and worry” dice que la preocupación es un pecado porque es desconfiar en la veracidad de Dios y porque perjudica el templo de Dios (el cuerpo).

Desde mi punto de vista, la preocupación no es un pecado en si. Dios no incluyó en los 10 mandamientos uno que diga “No te preocuparás” pero si puedo decir que la preocupación a menudo conduce al pecado. Dios no te va a castigar si te preocupas, ni te va a mandar al infierno por ello. Lo que Si dice Dios es Confía en mi poder.

Veamos por ejemplo Romanos 8:28 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. O por ejemplo . Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? ¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan; Mateo 6:25-28 ,
Veamos otro Filipenses 4. 19 Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús

Cuando nos preocupamos estamos diciendo:

- "Esto no es cierto, no puede ser que este problema sea para mi bien"

Entonces estamos diciéndole a Dios ..."eres un mentiroso"... y eso si es un pecado.

I Juan 5:10 dice : El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, ha hecho a Dios mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado respecto a su Hijo.


Al querer tomar la soluciones de nuestra vida en nuestras propias manos podemos caer en la soberbia, y eso es un pecado. Otras personas optan por refugiarse en las drogas o el alcohol, o en el adulterio para huir de sus preocupaciones, eso constituye un pecado. Entonces aunque la preocupación en si no es un pecado, las consecuencias pueden ser pecaminosas.


¿Por qué te preocupas?

Hace algun tiempo una tonadita muy pegajosa se hizo popular. Simplemente decía en el estribillo “don’t worry, be happy”… seguramente usted la recuerda, y más adelante con la película de Disney “el Rey león” otro “mantra” se hizo muy popular “ Hakunna matata” que significa “no te preocupes”.Tal parece que al mundo le hace falta una buena dosis de “no preocupación” Pero, estos estribillos aunque positivos terminan desgastándose con el uso. No así con la Palabra de Dios.

Tenemos que aprender a distinguir la raíz de nuestras preocupaciones. Sorprendentemente la raíz del mal se encuentra en uno mismo. Principalmente en nuestra desconfianza en Dios. Tu me dirías: “Yo SI, confío en Dios” y yo te preguntaría ¿En todo y para todo?

Honestamente, muchos cristianos confiamos a Dios solamente las cosas que nos parecen difíciles. Jesucristo les dijo a sus discípulos. “Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” Mateo 11:28-30.

¿HAY UNA SOLUCION?

La fórmula para detener la dañina preocupación no está en repetir frases prefabricadas, o “mantras” como se les conoce también; o en una nueva programación “neurolingüística” sino en saber dejar nuestras preocupaciones en las manos de quien tiene todo el poder para hacerse cargo de ellas.

En otras palabras el antídoto para la preocupación es la Confianza.

Confiar la solución de problema, a quien es capaz de solucionarlo. El salmista nos enseña: Encomienda al Señor tu camino, confía en El, que El actuará;” Salmo 37:5. Seguramente recordarás momentos en que le atacó la indecisión. Te sentiste abrumado con las posibles soluciones y solamente en pensar las consecuencias te daba pánico. En esas circunstancias nuestra mente está dividida – preocupada- Dios nos pide confiar en él para la solución. Si aprendemos a confiar en El, aún en las cosas más insignificantes podremos vencer la preocupación.


Aprendiendo a llevar nuestras cargas

No hay formulas mágicas para vencer la preocupación. Después de esta plática seguramente seguirás con algunas más, seguramente estás preocupando en este momento por llegar pronto a casa y preparar los alimentos o por la cuenta que tiene que pagar mañana, etc.

La fórmula está en la Palabra de Dios. El apóstol Pablo nos enseña en su Carta a los Filipenses:

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos! Vuestra bondad sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús” Filipenses 4:4-7

El primer ingrediente es la Alabanza.

Alabar a Dios nos ayuda a concentrar nuestra mente en él, su grandeza, su amor y sus demás virtudes, Evita que nuestra mente divague y se divida. Alabar a Dios evita que tus ojos se pongan en tus problemas, acaba con el egocentrismo y con la autocompasión. Alabar a Dios es reconocer su poder en nuestras vidas y nos impele a darle gracias por lo que El hace.

La alabanza trae gozo y regocijo al corazón y a la mente “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos!

El segundo ingrediente es la compostura o balance.

Pablo nos dice en este pasaje Vuestra bondad sea conocida de todos los hombres. La preocupación a menudo nos hace perder la cabeza, nos vuelve toscos y hostiles aún con las personas que amamos y tenemos cerca. Pablo continúa exhortándonos en su carta a los filipenses de esta manera: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad. Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros. Filipenses 4:8-9.

Lo que tengamos en la mente nos hará actuar. Si llenamos nuestra mente con las cosas de Dios, nuestro comportamiento será diferente, viviremos en un balance emocional y espiritual y la paz de Dios estará con nosotros, parece simple pero funciona.

Y el tercer ingrediente es la Oración.

Pablo dice: Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Filipenses 4: 6. La oración puede transformar tu vida entera. No se trata de repetir letanías o frases hechas, la oración es el contacto directo con el mismo Dios creador del universo. ¿Te has puesto a pensar en ello? La oración te hace estar en contacto Directo con Dios!

Cuando se sienta abrumado, ansioso, sin salida, la respuesta es la oración. Mucha gente que dice negar la existencia de Dios, recurren a El cuando las cosas se han salido de su control.

Cuando ores, háblale a Dios como le hablas a las demás personas, con palabras simples, abriendo tu corazón a El. Con la confianza que te está escuchando aunque no le veas.

El resultado de esta formula es paz.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús” …y el Dios de paz estará con vosotros. Filipenses 4:7, 9.

¿Quién no desea vivir en paz? La Palabra de Dios nos ha mostrado que es posible vivir sin cargas, sin preocupaciones y es posible vivir con paz, dejándole a el nuestras cargas, confiando en sus promesas, alabándole, llenando nuestra mente de aquello que nos ayude a balancear nuestro acto y la oración que no pone en contacto con El.

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