domingo, diciembre 16, 2012

El gozo de las buenas nuevas


Lecturas Isaías 61: 1-11 y Lucas 2: 10-20
Tercer domingo de adviento
16 de diciembre de 2012

Predicado en Confraternidad Cristiana Familiar

Un mensaje de esperanza para un mundo angustiado Isaías 61: 1-10

Vivimos en tiempos angustiosos.
Las noticias de los últimos días me han dejado con una mezcla de sentimientos que han ido de la rabia a la impotencia, de la vergüenza por el ser parte del género humano hasta la gratitud por abrazar a mis hijos una vez más.
Los ataques contra niños inocentes en un país que dice confiar en Dios me ha hecho confirmar una vez más lo que dijo el Señor Jesús “este pueblo de labios me honra pero su corazón está lejos de mi” Mateo 15:8.
Mientras eso sucedía en Estados Unidos, al otro lado del mundo , en un pueblo de China, otro grupo de niños era atacado con un cuchillo, afortunadamente ninguno murió, pero por lo menos siete sufrieron amputaciones de orejas y manos (según los reportes de los periódicos).

Muchas preguntas han rondado por mi cabeza

¿Dónde está la justicia? ¿Dónde está el valor de la vida? ¿En qué se ha convertido el ser humano? , quizás no tenga las respuestas, quizás nunca logre comprender la manera en que la raza humana ha perdido los más elementales valores y se ha convertido en la peor especie sobre la tierra.
En este mismo momento hay dolor y quebrantamiento en el corazón de muchos padres que han perdido a sus seres queridos, no por la enfermedad, que es más aceptable, sino por la violencia, el abuso del alcohol, las drogas y la estupidez de la guerra - si porque la guerra es estúpida y los que la promueven son más estúpidos-
Se cumple una vez más la profecía “ SE OYÓ UNA VOZ EN RAMA, LLANTO Y GRAN LAMENTACION; RAQUEL QUE LLORA A SUS HIJOS, Y QUE NO QUISO SER CONSOLADA PORQUE ya NO EXISTEN” (Jeremías 31:15 y Mateo 2:18), Esa lamentación. ese dolor y llanto de padres y madres, llega hasta el trono de Dios. Estoy seguro que Dios mismo sufre con cada muerte de inocentes, con cada corazón partido por la angustia de padres y madres que buscan respuestas ante tanta atrocidad, pero no encuentran ninguna.

Pero Dios no está sordo, tampoco permanece impávido ante el dolor de sus criaturas.
Dios tampoco ignora el sufrimiento ni cierra los ojos ante la violencia. Por el contrario Dios está activo y está interviniendo. Desde la época antigua Dios prometió su intervención y lo ha cumplido.
Cuando el pueblo de Israel -su pueblo escogido- andaba en tinieblas, como las tinieblas que hoy cubren a este mundo, Dios hizo una promesa, prometió que traería consuelo, vendaría las heridas, calmaría los corazones atribulados, daría las respuestas, liberaría los corazones y las mentes encarceladas por la pena y el dolor.
Las tinieblas que hoy cubren la tierra son consecuencia de haber abandonado a Dios, son la paga por el pecado, son el resultado de la idolatría y la maldad. Pero la esperanza es que Dios es luz y las tinieblas no pueden superar al creador de la luz.


Dios ha prometido tiempos de paz y se que lo cumplirá.
Dios ha prometido calmar nuestro corazones angustiados y lo hará, Dios ha prometido vendar nuestras heridas, curar nuestras enfermedades, rescatar nuestras almas y darnos la vida eterna. Las promesas de Dios son eternas y se cumplen. Como dice el apóstol Pedro: “Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia.” ( 2 Pedro 3:13)
Dios prometió que un día cambiaría el llanto en gozo, la tristeza en alegría y la angustia en esperanza. Ese día sería la llegada del Mesías; Jesucristo es el Prometido de Israel, el Esposo de la iglesia, el Santo de Israel, el Ungido y Perfecto Mesías; el Príncipe de paz, el Eterno Consejero, el Padre eterno.
Dios le prometió a su pueblo que los días de tinieblas llegarían a su fin, que la luz volvería a brillar, que la paz reinaría de nuevo. Dios prometió que un día limpiaría las lágrimas de nuestros ojos y traería la paz.
¿Crees que Dios es capaz de todo eso? ¿Crees que Dios cumplirá cada una de sus promesas?

Una promesa que se cumple en el tiempo perfecto Lucas 2:10-20


Los tiempos de Dios no se miden por nuestros relojes.
Los tiempos de Dios son perfectos, El nunca llega tarde. Dios no se duerme “ He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel” ( Salmo 121:4) así que cuando llegó el tiempo señalado por los profetas Dios envió a su hijo. Lo hizo tal como lo había prometido y su llegada fue anunciada por una hueste, un ejército, de ángeles que alaban y glorificaban a Dios.
Imagínate la escena, ¿Cómo se sintieron los pastores? ¿cómo te habrías sentido tú? Yo también hubiera estado aterrado, me temblarían las piernas, me caería de rodillas, quizás me hubiera desmayado de la emoción.
Pero las palabras del ángeles eran reconfortantes. “ No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo” Les dijo, en esos momentos los oídos se pusieron atentos, los corazones se aceleraron por la emoción. ¿Cuál sería ese mensaje de gozo para todos?

La promesa de Dios se había cumplido.
Los pastores eran gente inculta, quizás analfabetas, pero comprendieron el mensaje. El mensaje de Dios no necesita ser explicada por los eruditos, necesita ser creída por el humilde y aplicada por el sabio.
Los pastores eran ignorantes de muchas cosas pero no de la promesa de Dios. Ellos también esperaban la llegada del Mesías. Dios escogió al humilde para darle un mensaje profundo pero a la vez sencillo.
Las mentes de los humildes pastores pudieron comprender que la visión de los ángeles no necesitaba de mayores explicaciones, así que tan pronto desaparecieron los ángeles decidieron ir a ver qué había pasado.
La señal era sencilla, un niño había nacido, lo encontrarían en un establo, acostado en un pesebre. Si el Mesías hubiera nacido en un palacio los pastores no hubieran tenido entrada, si hubiera nacido en un hostal, tampoco hubieran podido entrar a verlo, porque eran gente que olía a animales, olía a tierra de campo, gente sucia quizás, cubierta de pieles, no tenían vestidos lujosos ni andaban en carruajes.


Las buenas nuevas de gran gozo fueron recibidas con temor pero creídas con gozo.

Los pastores tuvieron el privilegio de ser los primeros en enterarse de las buenas noticias. Porque creyeron el mensaje tuvieron también el privilegio de ver al recién nacido Rey, al Salvador del mundo.
Los pastores fueron y vieron exactamente lo que los ángeles les dijeron, y ahora ¿qué hacemos con esto que sabemos?, ¿Podrían quedarse callados? ¿Podrías quedarte callado si también hubieras sido testigo de tan grande acontecimiento? Por supuesto que no, los pastores tampoco se quedaron callados. Así que salieron de ahí gozosos, diciendo a todos los que encontraban en su camino lo que habían visto y oído.

El mensaje de las nuevas nuevas es para compartirse.


Aquí hay un gran ejemplo para nosotros, así como los pastores que recibieron el mensaje y luego lo compartieron, así tu y yo podemos compartir esas buenas noticias. No necesitas más que decir lo que has visto y oído. ¿Acaso no hay compartes con tus amigos las noticias? ¿Acaso no comentas lo que escuchas, lo que lees, lo que ves? Pues si has visto cumplirse las promesas de Dios en tu vida, si has sido testigo de las bendiciones de Dios, si has recibido la gracia de Dios entonces tu también puedes compartir el gozo con tus amigos.
¿ Por qué es más fácil comentar los resultados del fútbol que el mensaje de la Biblia? ¿Por qué es más fácil discutir las noticias, es más fácil defender tus puntos de vista políticos, pero cuando se trata de hablar de Dios se nos traba la lengua?
Quizás porque no hemos comprendido la sencillez del mensaje como lo hicieron los pastores. Quizás porque no hemos sido tan obedientes y curiosos como los pastores que fueron a ver si lo que habían escuchado de los ángeles era verdad. Quizás porque nuestro gozo no es tan grande como el de los pastores que salieron a contar al pueblo lo que habían visto.
Evangelizar en pocas palabras es : un hambriento diciendo a otro hambriento dónde ha encontrado pan. Así como invitamos a nuestros amigos a una cena que solo satisface un momento, tambien podemos compartir el pan celestial que sacia el hambre espiritual para siempre.

Conclusiones
El mensaje de las buenas nuevas es un mensaje de gozo, que llegó en momentos de gran tribulación, en tiempos de angustia y en tiempos de tinieblas.
¿Acaso no vivimos también en esos tiempos? Entonces hoy como entonces se necesita compartir el mensaje de gran gozo:
Que ha nacido el Mesías, que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre.
Que las promesas de Dios de un nuevo cielo y nueva tierra serán una realidad.
Que la salvación ha llegado al mundo, que Dios ofrece la esperanza de la vida eterna y que Dios está dispuesto a aceptar a todo aquel que se arrepiente.
Éste el mensaje de las buenas nuevas de gran gozo. Si hemos encontrado gozo en Jesucristo entonces es tiempo de compartir el gozo con los demás. Seamos como los pastores, dispuestos a obedecer, a comprobar las promesas de Dios y también como ellos compartiremos el gozo de las buenas nuevas.