Feliz viaje
Cuando Esdras, un erudito en la ley de Dios que vivió durante el reinado de Artajerjes, se dispuso a ir a continuar con la reconstrucción espiritual de Jerusalén se encontró que necesitaba un poco más que las buenas recomendaciones de su jefe.
Artajerjes, siguiendo el ejemplo de otros reyes babilonios como Ciro y Darío, facilitaron el regreso de los judíos a Jerusalén y la reconstrucción del templo y la re institución del culto a Jehová, le concedió a Esdras todo lo que necesitaba para su viaje, pero Esdras necesitaba algo más.
Primero tuvo que reunir a los sacerdotes para el ministerio de la casa de Dios, y para su sorpresa, no los encontró (Esdras 8:15) Así que llamó a un grupo de maestros, les dio instrucciones y los envió a buscar ministros y al final pudo reunir a poco más de 250 hombres útiles para el ministerio del templo de Dios.
Segundo, tuvo que emprender un largo viaje a través del desierto hasta llegar a Jerusalén, un viaje peligroso, llevaba un tesoro de oro y plata producto de los donativos para el templo y lo haría sin protección oficial. Entonces, proclamó ayuno para pedir un feliz viaje para él, sus hombres, y los pequeños que iban con él. (Esdras 8:21)
Esdras reconoció que tuvo vergüenza de pedir la protección del rey porque había afirmado que Dios le iba a proteger, no era el momento de comprometer sus convicciones; Dios le respondió (v 23) y al final tuvo un viaje exitoso, llegaron todos sanos y salvos, sin perder una sola pieza de oro y plata. (v.34)
Esdras oró y ayuno con la confianza de que Dios respondería de acuerdo con sus promesas y obtuvo lo que pidió.
En la vida personal y en la comunidad de tu iglesia cada día emprendemos un viaje peligroso, antes de iniciarlo oremos, ayunemos y confiemos que Dios nos dará un feliz viaje.