sábado, enero 05, 2008

Buenos Propósitos de año nuevo

!Bienvenidos a un nuevo año!
Mientras veía el fin de año en Nueva York por la televisión, me llamó la atención el comentario acerca de los propósitos de año nuevo más populares:

a. dejar de fumar (o cualquier otro mal hábito)
b. bajar de peso
c. ser una mejor persona
¿Te hiciste alguno de esos propósitos el año pasado? y... lo cumpliste? Sabemos que muchos de nuestros buenos propósitos del año pasado seguramente se quedaron sin cumplir, ¿cierto?
Así que en lugar de hacer los tradicionales propósitos que al final del año se convierten en “si hubiera” un único propósito nos ayudaría más a ser mejor el próximo año, este propósito es: llegar a ser como Jesús.
¿Será posible llegar a ser como Jesús? Estoy seguro que si, ese el plan divino, que nuestro espíritu, alma y mente se renueven hasta alcanzar la forma original de la creación ideada por Dios.
El ser humano que no conoce a Cristo tiene más la tendencia a escoger lo malo que lo bueno, así es nuestra naturaleza pecaminosa.
Pero cuando somos salvos por medio de la sangre de Cristo, nuestra naturaleza comienza un proceso de regeneración, es decir la capacidad de elección se modifica de modo que nuestra nueva naturaleza busca a Dios y se aleja de mal.
Es nuestra elección llegar a ser más como Jesús, de nosotros depende nuestro crecimiento y madurez espiritual.
Por supuesto que esto no se logra por nuestros propios medios o esfuerzos, necesitamos de estos elementos para lograrlo:

a. Del poder del Espíritu Santo para guiarnos, consolarnos y recordarnos las enseñanzas de Jesús.
b. De la iglesia de Cristo para apoyarnos, ayudarnos a crecer y darnos oportunidades para servir a Dios
c. Necesitamos de la Palabra de Dios, una dosis diaria de Biblia para fortalecer nuestra vida espiritual y,
d. Necesitamos de la oración ferviente y constante y con fe.

Es mi oración que todos sus propósitos se cumplan pero más aún que llegue a parecerse más a Jesús. ...y conocerle a El, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como El en su muerte, (Phi 3:10)