Ahora que la copa del mundo ha terminado el mundo comienza a poner los ojos en otra cosa que no sea un balón y 22 jugadores corriendo detrás. Por un mes el mundo dejó de pensar en todo en la crueldad de la realidad humana y vivió la euforia de un juego que une al mundo pero que también lo divide.
¿Y ahora, qué sigue? Los viajeros retornan a sus hogares, a sus empleos y a sus rutinas. Unos regresan con los recuerdos de un viaje, único, especial, sea ya porque su equipo los dejo satisfechos con sus victorias o lamentan la derrota. Pero al final también el juego tiene que terminar.
Cuando miro los titulares de las noticias 3 de cada 5 tienen que ver con guerras, explosiones, desastres, sufrimiento y muerte. Y es que la guerra no se detuvo, ni el odio, ni las pasiones, ni los rencores, ni los intereses políticos y religiosos pararon para seguir el mundial.
La maldad, el vicio, la corrupción y la violencia no conocen de temporadas, así ha sido desde que Caín se levantó contra su hermano menor y lo mató por envidia.
En cierto modo me alegra que haya eventos como el mundial de futbol, el superbowl, la serie mundial de Beisbol o las olimpiadas. Me alegra saber que hay virtudes que exaltar, y premios que otorgar al más veloz, al que llega más alto o más lejos.
Me recuerda que un día todo esta maldad también terminará. Llegará el tiempo en que este mundo de sufrimiento llegará a su fin.
Como el árbitro del partido final, Dios soplará el silbato y todo habrá terminado y los que vivieron de acuerdo con las reglas del juego recibirán su recompensa, no una copa o una medalla o un balón de oro. La Biblia dice que recibirán una corona de vida.
¿Te gustaría saber más de esta corona de vida? Escribeme o deja tus comentario , quiero compartir contigo la mejor experiencia de mi vida.
